
En diciembre del 2021, Kevin Strickland salió de prisión, tras pasar por error 43 años encerrado por un triple homicidio que no cometió. El exrecluso, de 62 años, fue liberado después de que un tribunal de Nueva York aceptase la inocencia de Strickland.
Su excarcelación estaba prevista para el tres de agosto de ese año, pero se aplazó, por lo que el preso no pudo asistir al funeral de su madre, previsto para el día cuatro del mismo mes. Al salir de la cárcel, tras una de las penas erróneas más largas de la historia de Estados Unidos, el primer lugar que visitó fue la tumba de su progenitora.
Strickland aseguró que a su habitación la llama celda y que aún espera a que suene el timbre que le indica que puede ir a desayunar, como ocurría en la prisión en la que había estado más de cuatro décadas por un error judicial.
Muchas veces estamos presos por error, y otras, por decisión. Cuando decidimos no perdonar, nos encerramos en la prisión del rencor. Cuando decidimos no esforzarnos, nos volvemos prisioneros de la mediocridad. Cuando decidimos no amar, la cárcel de la soledad se vuelve un calabozo profundo.
Decida hoy reconocer a Dios y sea libre de todas las prisiones.