Algo que todo cristiano debe saber es que Jesús fue crucificado en nuestro lugar, murió por nuestros pecados y resucitó para darnos una nueva vida.

Una condena

La crucifixión era la mayor pena de muerte para los judíos

Deuteronomio 21:22 dice que “»Si alguien que comete un delito digno de muerte es condenado y colgado de un madero,”

Y en tiempos de Jesús era una práctica que la sociedad reconocía. Así lo dice Lucas 23:19 «A Barrabás lo habían metido en la cárcel por una insurrección en la ciudad, y por homicidio. 20 Pilato, como quería soltar a Jesús, apeló al pueblo otra vez, 21 pero ellos se pusieron a gritar: —¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo! 22 Por tercera vez les habló: —Pero ¿qué crimen ha cometido este hombre? No encuentro que él sea culpable de nada que merezca la pena de muerte, así que le daré una paliza y después lo soltaré. 23 Pero a voz en cuello ellos siguieron insistiendo en que lo crucificara, y con sus gritos se impusieron»

Jesús sufrió burlas y desprecios mientras estuvo crucificado.

Mateo 27:39 «Los que pasaban meneaban la cabeza y blasfemaban contra él: 40 —Tú, que destruyes el templo y en tres días lo reconstruyes, ¡sálvate a ti mismo! ¡Si eres el Hijo de Dios, baja de la cruz! 41 De la misma manera se burlaban de él los jefes de los sacerdotes, junto con los maestros de la ley y los ancianos.»

Jesús mostró amor y consuelo mientras estuvo crucificado.

Lucas 23:34 «—Padre —dijo Jesús—, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Mientras tanto, echaban suertes para repartirse entre sí la ropa de Jesús.»

Una muerte

La muerte fue necesaria porque el pecado requiere la muerte de quien peca.

Así lo dice Ezequiel 18:20: “Todo el que peque merece la muerte, pero ningún hijo cargará con la culpa de su padre, ni ningún padre con la del hijo: al justo se le pagará con justicia y al malvado se le pagará con maldad.”

Y Pablo en Romanos 6:23 lo explica también: “Porque la paga del pecado es muerte, mientras que la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor.”

Dios dejó una sustitución para la muerte: la expiación.

Éxodo 30:10 “Cada año Aarón hará expiación por el pecado a lo largo de todas las generaciones. Lo hará poniendo la sangre de la ofrenda de expiación sobre los cuernos del altar. Este altar estará completamente consagrado al Señor».”

Dios en su gran amor envió a Jesús como nuestra expiación.

Pablo en 2 Corintios 5:21 dijo “Al que no cometió pecado alguno, por nosotros Dios lo trató como pecador, para que en él recibiéramos la justicia de Dios.”

Y en Hebreos 9:11 dice “Cristo, por el contrario, al presentarse como sumo sacerdote de los bienes definitivos en el tabernáculo más excelente y perfecto, no hecho por manos humanas (es decir, que no es de esta creación), 12 entró una sola vez y para siempre en el Lugar Santísimo. No lo hizo con sangre de machos cabríos y becerros, sino con su propia sangre, logrando así un rescate eterno.”

Una esperanza

Jesús, al resucitar, venció a la muerte

Isaías 25:8 “Devorará a la muerte para siempre; el Señor omnipotente enjugará las lágrimas de todo rostro, y quitará de toda la tierra el oprobio de su pueblo. El Señor mismo lo ha dicho.”

1 Corintios 15:54 “Cuando lo corruptible se revista de lo incorruptible, y lo mortal, de inmortalidad, entonces se cumplirá lo que está escrito: «La muerte ha sido devorada por la victoria». 55 «¿Dónde está, oh muerte, tu victoria? ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón?» 56 El aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la ley. 57 ¡Pero gracias a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo!”

Jesús, al resucitar, nos dio una nueva vida

1 Pedro 1:3 “¡Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo! Por su gran misericordia, nos ha hecho nacer de nuevo mediante la resurrección de Jesucristo, para que tengamos una esperanza viva 4 y recibamos una herencia indestructible, incontaminada e inmarchitable. Tal herencia está reservada en el cielo para ustedes, 5 a quienes el poder de Dios protege mediante la fe hasta que llegue la salvación que se ha de revelar en los últimos tiempos.”

Reconozcamos que Jesús fue el sacrificio expiatorio de Dios a favor de nosotros muriendo en nuestro lugar; comprendamos que Jesús venció a la muerte y en su resurrección nos dio una nueva vida.


Crucifixión, muerte y resurrección de Jesús – serie Historias