Hay una narración muy hermosa en el evangelio de Lucas donde nos presenta la angustia, la necesidad y la desesperación de un padre que amaba a Dios y que era el jefe de la sinagoga. Aún con todos sus cargos y responsabilidades, tuvo el tiempo necesario para acercarse a Jesús, a pedir su ayuda y socorro por la enfermedad de su hijita, su nombre era Jairo.

Algo especial es que él supo a donde recurrir para recibir ayuda.   Impresiona ver a este hombre que corrió hacia Jesús, se postró delante de Él con humildad y sencillez; y de la manera correcta le suplicó que fuera a su casa. A él se le olvidó su posición económica y social, y se acercó con fe al poderoso Jesús. Y recibe las palabras alentadoras de Jesús: no tengas miedo; cree nada más, y ella será sanada. Entonces con autoridad, Jesús toma la mano de la niña y le dice ¡Niña levántate! y al instante recobró la vida y comió. 

Los hijos necesitan oír las palabras que marquen su vida para el éxito, vida espiritual y emocional: hijo tú puedes, eres importante, lo vas a lograr con la ayuda de Dios.

Querido papá su hijo necesita seguridad, fe, esperanza, necesita ser aceptado, instruido, enseñado con amor, para que el miedo, el temor, la falta de comunicación, inseguridad y desconfianza no destruyan sus emociones y su personalidad. Usted puede hacer lo mismo que Jairo, puede correr a Jesús y confiar que de Él recibirá la ayuda que necesita, porque más que las cosas materiales, sus hijos necesitan ser amados y queridos. Necesitan oír las palabras que marquen su vida para el éxito, vida espiritual y emocional: hijo tú puedes, eres importante, lo vas a lograr con la ayuda de Dios.

Muchas veces somos papás toscos, bruscos, temperamentales, tanto que las caricias nos ofenden, tal vez crecimos sin afecto alguno o sin papá ni mamá y la familia nos marcó de tal manera que nuestro corazón se llenó de duda, de tristeza y desesperanza, pero usted corra a Jesús y reciba su misericordia y amor, déjese amar por Él y que lo abrace. Usted es una persona que vale mucho, Dios lo ama y acepta tal como es. Olvide lo que le lastimó y propóngase disfrutar su amor y recibir felicidad.

Disfrute en familia la dulce presencia de Dios. Y modele una vida ejemplar, asistan a los servicios de La Fráter, asistan a una célula y sirvan en un ministerio.