
Dios soñó con su creación. Dios mismo empezó a hablar con la Trinidad y empezó a decir: hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza. Dios mismo descendió a la tierra y vio que la tierra era un caos. Génesis 1:1 dice, “Dios, en el principio, creó los cielos y la tierra. 2 La tierra era un caos total, las tinieblas cubrían el abismo, y el Espíritu de Dios iba y venía sobre la superficie de las aguas.”
¿Por qué se movía el Espíritu de Dios sobre las aguas? Porque estaba soñando con una creación perfecta, balanceada, hermosa y sabe lo mejor, usted es fruto de ese sueño, usted es creación de Dios. ¡Ámese a sí mismo! porque Dios lo ama a usted también. Ya no se ponga en el espejo a menospreciarse, usted es creación de Dios. El arquitecto del universo tuvo en su mente el diseño, la creación y los planos de todo lo que vemos acá y lo hizo realidad.
La pregunta es ¿es usted un gran soñador? ¿Ha tenido usted un sueño que ha realizado alguna vez? ¿Ha pensado en algo? Todos los niños, cuando son niños, sueñan. Es importante que sueñen grandes sueños, tracen grandes planes. Soñar es imaginar que las cosas son distintas a como son en la realidad. Es ver de antemano lo que deseamos alcanzar.
Todo el mundo conoce ahora del Mundo de Disney, el famoso Disney World; la primera palabra en inglés que aprenden todos en el extranjero porque todos quieren ir a Disney World. Cuando lo inauguraron, alguien que estaba hablándole a la gente, dijo: qué lástima que Walt Disney no pudo estar aquí presente para ver su sueño hecho realidad. Cuando pasó la esposa a hablar les dijo: “yo les quiero corregir algo que acaban de oír. Nosotros estamos viendo realizado el sueño de Walt Disney, él siempre lo tuvo claro en su mente y lo vio en su corazón.” Eso es soñar, es imaginar lo que va a hacer y luego se hace una realidad.
¡Soñemos, pero también actuemos!
Por eso es importante que todos tengamos grandes sueños. Pero hay un peligro que los soñadores enfrentan y es que sueñan, pero no actúan. No basta con soñar, todos podemos soñar, pero también debemos ejecutar.
Ser soñadores y no ejecutores es el gran problema de la mayoría. Soñar es la primera creación pues toda hazaña comenzó en la mente de una persona. No serán más que sueños si no se lleva a cabo la segunda creación, la de este mundo real. De la mente hay que pasar a la obra, a la acción.
Una fe sin obras, dice Santiago, está muerta.
La fe sin obras está muerta. Por eso hay que creer, pero también hay que actuar para que los sueños se hagan una realidad. Podemos soñar con algo, pero soñar y seguir soñando sin nunca actuar es un peligro que debemos evitar. No basta con soñar, hay que actuar. Si usted sueña con verse esbelto, actúe. Coma menos, ejercítese más, duerma mejor, tome acción. No basta con soñar, hay que actuar.
Me impactó lo que ocurrió el 28 de agosto de 1963. Yo tenía apenas 13 años y pocos meses de edad. Se llevó a cabo una marcha multitudinaria en Washington D.C. en los Estados Unidos. Una marcha como jamás se había llevado a cabo. Todo por el sueño de un pastor evangélico, el Reverendo Martin Luther King Jr. quien dio un discurso que ha resonado en los oídos de todos, por todos estos años. Una frase destaca de ese discurso “tengo un sueño”. ¡Qué sueño tan grande! Soñó tanto que Estados Unidos ya tuvo su primer presidente afroamericano. ¡Esto es soñar en grande! Y nosotros tenemos que soñar que Guatemala también será un país lleno de justicia, lleno de valores y de prosperidad. Seamos ciudadanos ejemplares.
Dios soñó con una humanidad restaurada por eso envió a Jesús a morir por los pecados del mundo. Ahora ese sueño nos ha alcanzado, pero debemos actuar y compartir con los demás de ese amor, predicando, evangelizando, viviendo una vida que glorifique a Dios.
Trácese metas, sueñe sueños grandes, pero no solo eso, actúe, empiece hoy mismo a llevar a cabo sus sueños. ¡Soñemos, pero también actuemos!