¿Cuántas veces hemos llorado por algo que nos entristece? O, ¿cuántas veces nos hemos sentido mal cuando nos hacen de menos? Llorar por tristeza o sentirse mal porque nos desprecian no es nada alegre, sin embargo Jesús nos enseñó por qué sí debemos estar alegres cuando lloramos o somos rechazados.

En la serie «Se busca», estamos aprendiendo sobre el Sermón del Monte desde la perspectiva de Lucas. Ya aprendimos las primeras dos maneras de agradador a Dios. Y en el segundo tema de «Cómo agradar a Dios, parte 2», aprendimos lo siguiente:

Dichosos ustedes que lloran

Lucas 6:21b: “Dichosos ustedes que ahora lloran, porque luego habrán de reír.”

Aquí hace referencia a que el pecado en nuestras vidas nos entristezca y nos arrepintamos de verdad.

Tenemos una lucha interna contra nuestra naturaleza pecaminosa.

Romanos 7:21-25: “Así que descubro esta ley: que, cuando quiero hacer el bien, me acompaña el mal. 22 Porque en lo íntimo de mi ser me deleito en la ley de Dios; 23 pero me doy cuenta de que en los miembros de mi cuerpo hay otra ley, que es la ley del pecado. Esta ley lucha contra la ley de mi mente, y me tiene cautivo. 24 ¡Soy un pobre miserable! ¿Quién me librará de este cuerpo mortal? 25 ¡Gracias a Dios por medio de Jesucristo nuestro Señor! En conclusión, con la mente yo mismo me someto a la ley de Dios, pero mi naturaleza pecaminosa está sujeta a la ley del pecado.”

En nuestra vida diaria debemos de hacer lo siguiente:
Reconocer que hemos pecado
Confesar ante Dios nuestro pecado
Cambiar nuestra actitud

Dichosos cuando sufrimos por causa de Cristo

Lucas 6:22-23 “Dichosos ustedes cuando los odien, cuando los discriminen, los insulten y los desprestigien por causa del Hijo del hombre.23 »Alégrense en aquel día y salten de gozo, pues miren que les espera una gran recompensa en el cielo. Dense cuenta de que los antepasados de esta gente trataron así a los profetas.”

Dichosos cuando sufrimos por causa de Cristo

Jesús describe varias acciones que los cristianos por causa de él podemos sufrir, pero a pesar de eso debemos de sentirnos dichosos:

  • Nos pueden odiar
  • Nos pueden discriminar
  • Nos pueden insultar
  • Nos pueden desprestigiar

En nuestra vida diaria debemos de hacer lo siguiente:
Seguir a Jesús todos los días de nuestra vida
Evidenciar con las personas que nos rodean que creemos en Dios, aunque nos rechacen
Predicar de Jesús a los que no le conocen, aunque suframos persecución

Las últimas dos bienaventuranzas nos enseñan que agradamos a Dios cuando nos entristecemos por haber pecado y cuando a pesar de sufrir persecución seguimos buscando y predicando de Cristo.


Mira la prédica con la pastora Elsy de López