
Al hacer esta pregunta a diferentes personas las respuestas fueron: El dinero, los hijos, la falta de comunicación, el poco tiempo en familia a causa del trabajo etc. Pero ninguna de estas es la verdadera razón de por que surgen los conflictos.
La Biblia nos enseña que es del corazón donde surgen estos. Muchas citas dicen esto, pero quiero mencionar Santiago 4:1, donde el autor con preguntas retoricas menciona que es lo que está en nosotros lo que causa los conflictos y las guerras. En nuestro corazón hay deseos, legítimos muchas veces, y al no verse cumplidos estos se convierten en ilegítimos y ocasionan el conflicto. Veamos cómo un deseo legítimo se convierte en ilegítimo.
Deseo: Siempre deseamos algo, esto puede ser bueno y agradable, puede ser pasar tiempo con otra persona, una nueva posición, una mejora en el ministerio o en el trabajo, un cambio de comportamiento en un familiar etc. Pero cuando ese deseo no se ve cumplido, pasa de ser un deseo a una exigencia.
Exijo: Como lo que yo quiero no se ve cumplido, empiezo a exigir y esta exigencia me lleva muchas veces a ofender a otras personas, a confrontarlas a herirlas, a manipularlas con tal de que cedan a mi deseo. Pero si estas exigencias no logran su cometido paso de exigir a juzgar.
Juzgo: Es aquí donde emito juicios contra la persona que no cumple mi deseo, es aquí donde le pongo una etiqueta negativa e incluso hablo chismes y calumnias con otras personas de ella. Luego después de juzgar, al no deseo cumplido paso de juzgar a castigar.
Castigo: Al no ver que la otra persona no cumple mi deseo, ya no solo la juzgo sino la castigo, es aquí donde, guiados por nuestra naturaleza pecaminosa, tomamos decisiones y acciones que creemos le hará daño a la otra persona, como por ejemplo le dejamos de hablar a alguien, renunciamos a un ministerio o trabajo, le hacemos pasar un mal rato, nos vengamos etc.
En una próxima publicación escribiré cómo rendir esos deseos a Dios y cómo es el comportamiento correcto de un deseo no cumplido.