
Pablo mientras estaba preso le escribió a Timoteo dos cartas que contienen un alto contenido de instrucciones para poner en práctica en la iglesia de Éfeso. La segunda carta son las últimas palabras y en esta describe Pablo cuatro acciones que Timoteo y nosotros debemos hacer. Estas cuatro acciones las encontramos en esta carta como verbos y que vale la pena mencionar que estos cuatro verbos están en modo imperativo, un verbo en modo imperativo es una orden, no es algo opcional.
Al estudiar estas cuatro acciones podemos ver que dos acciones están asociadas con nuestro interior y las otras dos acciones con el exterior.
Veamos estos cuatro verbos:
Fortalecernos en la gracia
Este verbo tiene que ver con algo interno. Fortalecernos tiene que ver con encontrar el poder para hacer algo, Pablo nos deja claro que la única forma de fortalecernos es en la gracia de nuestro Señor Jesucristo. Muchas veces buscamos la fortaleza en el reconocimiento humano o en algo más, pero la única fuente fiel de fortaleza es la gracia que nos muestra Jesús al salvarnos Encomendar la palabra de Dios
Ahora Pablo da un verbo que tiene que ver con lo externo. Ahora el mandato es a encomendar la Palabra de Dios, y esto lo hacemos al leerla y compartirla con alguien más. En la instrucción de Pablo su intención es que Timoteo prediqué para que ellos la reciban y también prediquen a otros.
Compartir la batalla
Ahora Pablo pasa a explicarle a Timoteo que debe de continuar en la vida cristiana usando como ejemplo a un soldado, que pelea una buena batalla. Pablo no era soldado, pero al estar preso vio el comportamiento, obediencia y constancia de cada uno de ellos que le custodiaban. Nuestra vida cristiana es como una batalla espiritual en la que debemos luchar sabiendo que somos soldados de Cristo, quien nos reclutó. Este verbo tiene que ver en lo externo ya que como soldados juntos con otros vivimos nuestro caminar cristiano. Reflexionar en la palabra de Dios
El último verbo es interno, es algo que hacemos en nuestra relación personal con Dios. Reflexionar es meditar, es leer la Biblia no solo por leerla sino leerla y reflexionar en lo que leemos, es leer un pasaje varias veces, es ver las palabras repetidas y entender qué está diciendo el autor, es orar para que Dios nos hable acerca de ese pasaje después de meditar en él.