
La gente se pregunta «¿Cómo puedo prosperar? ¿Cómo hago para lograrlo?» Es muy natural que todos tengamos el deseo de prosperar, no hay una sola manera, en la práctica hay muchas maneras. Oseas 4:6 dice claramente: “Mi pueblo es destruido porque carece de conocimiento.” Esa es la verdad. Muchos de nosotros somos destruidos porque no conocemos nuestros derechos ni nuestras oportunidades. No conocemos lo que Dios ha hecho a favor de nuestra vida, por falta de conocimiento sufrimos la destrucción. Oseas, en el capítulo 6:3 dice: “Conozcamos y persistamos en conocer al SEÑOR. Segura como el alba será su salida; vendrá a nosotros como la lluvia; como la lluvia tardía, regará la tierra.”
La pregunta es: ¿conocemos a Dios? ¿Sabemos cómo piensa Dios? ¿Sabemos lo que Dios quiere de nosotros? El conocimiento de Dios es claro, Jesús dijo: Conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.
Jesucristo nos enseñó que no debemos acumular tesoros en la tierra, donde la polilla y el óxido corrompen, y donde los ladrones se meten y roban. Cada vez que usted da, dice la Palabra de Dios que está acumulando un tesoro en el cielo. Allá no existen los problemas que existen hoy en el mundo, problemas serios con graves consecuencias. En el cielo no existe inflación, no existe recesión, no existe devaluación, pero sí existe bendición para todo aquel que da al Señor y hace tesoros en el cielo. Lo único que nadie nos puede robar es lo que hemos dado para la obra de Dios. Proverbios 11:24 y 25 dice: “Hay quienes reparten y les es añadido más; y hay quienes retienen indebidamente solo para acabar en escasez. La persona generosa será prosperada y el que sacia a otros también será saciado.” Esta aparentemente sencilla acción llega a cobrar importancia cuando una persona está capacitada para dar.
Esta es una ley universal: Cuando usted recibe y reparte se le da más. Cuando nosotros recibimos y damos se nos es dado más, pero si nosotros no damos lo que recibimos correctamente ¿cree que se nos dará más después? No.
El mar Muerto recibe las aguas del río Jordán, pero no las devuelve, porque no tiene canales de salida. Allí se queda, allí se pierde. El agua del mar Muerto, como consecuencia del depósito de minerales, tiene un sabor amargo. En cambio, el agua del río Jordán enriquece a todo Israel y en sus riberas hay grandes extensiones de terreno que producen flores, naranjas, verduras y todo tipo de fruta, porque es un agua que corre, es un agua que da, es un agua que sirve para que otros rieguen sus cultivos.
¿Es usted como el mar Muerto o como el río Jordán? ¿Es usted quien recibe sólo para acumular, o recibe para dar? El que da prospera, el generoso es prosperado.
Recuerdo cuando era niño y estaba con mi familia. Éramos pobres, tan pobres que otros pobres tenían lástima de nosotros. En una ocasión, los misioneros de la iglesia trajeron unos barriles grandes llenos de ropa. En una ocasión tuve un pantalón de marca conocida, gracias a que alguien en la iglesia me lo regaló. ¡Qué bien se siente cuando uno tiene su pantalón de marca!
Créame, ahí cerca donde usted vive, donde usted trabaja, hay gente pobre. Usted tiene ropa que ya no usa, porque sus hijos crecieron, porque tuvieron otra nueva. Regale los pantalones, los zapatos y otros artículos que ya no necesita. Si usted es una dama y tiene ropa que ya no usa, créame que hay señoras que la necesitan, compártala para suplir una necesidad. Dar y recibir gozo es también parte de nuestra vida consagrada a la obediencia del Señor. Proverbios 19:17 nos deja una enseñanza: “El que da al pobre presta al SEÑOR y él le dará su recompensa. El que da al pobre, presta a Jehová. El bien que ha hecho se lo volverá a pagar.”
¿Quiere ser prosperado en todo? Crea en el Señor, hónrelo con sus bienes y sea generoso con los necesitados.