Buscar y anhelar la dulce presencia de Dios, debería ser una prioridad en nuestras vidas. Debemos hacerlo de todo corazón tal como David lo hacía. Hacerlo es reconocer nuestra necesidad de su presencia. David estaba centrado y su corazón cada día iba tras Dios mismo y lo encontraba teniendo momentos dulces y agradables. Fuimos creados para tener compañerismo con Dios. David reconocía sus debilidades y con humildad le pedía su ayuda a Dios, pues solo no podía.

La Palabra dice en Proverbios: “A los que me aman, les correspondo; a los que me buscan, me doy a conocer.” Intimidad es tener una relación de amistad muy estrecha y de gran confianza. El deseo de Jesús es que de igual forma le tengamos cerca de nuestro corazón, que le expresemos amor, que leamos su Palabra, oremos, le adoremos en espíritu y en verdad, usted se sorprenderá la forma en que nos corresponderá y derramará sus beneficios sobre nosotros ya que le reconocemos como nuestro Salvador y somos sus hijos amados. Él nos escogió antes de la fundación del mundo, nos ama, Él es nuestro Dios y nosotros su pueblo, somos el templo del Dios viviente y Él ha prometido vivir y caminar con nosotros porque somos sus amigos. “Si buscas al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, lo encontrarás”, esto indica un compromiso y consagración, buscarle, obedecerle, reverenciarlo, amarlo y servirle.

Que nuestra amistad sea duradera, sincera y estable, que hagamos este compromiso de corazón todos los días no importando las circunstancias. Sé que nos cansamos por el trabajo, los niños, etc. pero los que esperan en el Señor tendrán nuevas fuerzas y debemos de presentar nuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo agradable a Dios, no conformándonos al mundo. Recordemos que Jesús es el ejemplo por excelencia de intimidad y búsqueda con su Padre celestial; él oró en todo tiempo, en todo lugar y a cualquier hora y en cualquier estación del año. Si queremos crecer, conocerle, amarle más y más, tenemos que dedicarle el tiempo y demostrar amor para buscar su presencia.

Jesús siendo poderoso, necesitó buscar a su Padre para que lo sostuviera y lo ayudara, también hagamos lo que Él hizo y pongámoslo en práctica y lo encontraremos.