
«Salvar una vida es salvar a toda la humanidad» es el lema de los Cascos Blancos, un grupo de salvamento en Siria compuesto por civiles, cuyo objetivo es ayudar en la medida de lo posible a la población de su país, que se encuentra sumida en una guerra que arrasa todo el territorio.
En un lugar donde los servicios públicos ya no funcionan, estos voluntarios humanitarios arriesgan sus vidas para ayudar a cualquiera que lo necesite, independientemente de su religión o política. Estos rescatistas operan en el lugar más peligroso del mundo y han salvado más de 100.000 vidas en los últimos cinco años.
Antiguos panaderos, sastres, ingenieros, farmacéuticos, pintores, carpinteros, estudiantes y muchas más profesiones, los Cascos Blancos son voluntarios de todos los ámbitos de la vida. Muchos han pagado el precio más alto por su compasión: 252 han sido asesinados mientras salvaban a otros.
Estos actos de heroísmo desinteresado nos muestran el corazón del ser humano.
La Biblia nos dice que “difícilmente habrá quien muera por un justo, aunque tal vez haya quien se atreva a morir por una persona buena. Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros.” Crea en Jesús como el hijo de Dios y obtenga el perdón de pecados.