2 maneras de agradar a Dios

Todos estamos en la búsqueda de algo, siempre hay algo que necesitamos saber, tener, hacer y ser. Y la mayor búsqueda que podemos emprender es la de Dios y de cómo agradarlo.

El primer tema de la serie «Se busca» aprendimos sobre Cómo agradar a Dios, basado en el Sermón del Monte desde la perspectiva de Lucas. El relato inicia en Lucas 6:20 «Él entonces dirigió la mirada a sus discípulos y dijo: «Dichosos ustedes los pobres, porque el reino de Dios les pertenece. 21 Dichosos ustedes que ahora pasan hambre, porque serán saciados. Dichosos ustedes que ahora lloran, porque luego habrán de reír. 22 Dichosos ustedes cuando los odien, cuando los discriminen, los insulten y los desprestigien 6:22 los desprestigien por causa del Hijo del hombre.»

¿Qué significa ser dichoso o bienaventurado?

Esta palabra viene del griego Makarios, Feliz, afortunado, bienaventurado. Es un estado que no viene de nuestras circunstancias, sino que viene de Dios en nosotros. Se usa unas 50 veces en el Nuevo Testamento. Para los griegos originalmente significaba “grande” y se refería a la prosperidad exterior y material, podemos encontrar esta misma palabra también en Santiago 1:12 Dichoso el que resiste la tentación porque, al salir aprobado, recibirá la corona de la vida que Dios ha prometido a quienes lo aman.

Pobres y ricos

La primera bienaventuranza habla de nuestra dependencia de Dios y no de las cosas materiales.

Dichosos los pobres

Lucas 6:20: “Él entonces dirigió la mirada a sus discípulos y dijo: «Dichosos ustedes los pobres, porque el reino de Dios les pertenece.”

Mateo agrega en 5:3: “Dichosos los pobres en espíritu, porque el reino de los cielos les pertenece.”

¿A qué pobres se refiere? No es necesariamente a los que tienen escasos recursos materiales, sino más bien a los que no tienen recursos espirituales, el pobre es una persona con necesidades, que no tiene nada, que está en bancarrota espiritual.

Estos pobres son aquellos que no pueden ofrecer nada y exigir de alguna forma el favor de Dios, esa misma falta de méritos le permite recibir el Reino de Dios con toda gratitud ya que no albergan ilusiones que sus propios recursos les salvarán, sino que comprenden que eso lo pueden recibir solamente de Cristo. 

Hambrientos y saciados

La segunda bienaventuranza también nos habla de personas con necesidades, en esta ocasión una necesidad primordial.

Los que pasan hambre

Lucas 6:21 Dichosos ustedes que ahora pasan hambre, porque serán saciados.

Mateo agrega en 5:6 “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia”

El que tiene hambre buscará saciar esa necesidad básica, Jesús plantea algo mas allá de la necesidad física, la necesidad de tener una naturaleza mas justa, ser un discípulo más santo, personas que deseen seguir la justicia de Dios.

Jesús nos dice que este tipo de personas serán saciadas, realmente solo Jesús puede saciar y completar esa necesidad de justicia y santidad.

El mensaje para hoy

Hoy vimos la primera parte del tema Cómo agradar a Dios y podemos notar que:

Somos advertidos de no apartarnos de los caminos de Dios

Rechazar las enseñanzas del Sermón del Monte puede traernos consecuencias lamentables, Cristo lanza advertencias en cada uno de los ayes, pero también está dictaminando el juicio de Dios, podemos nosotros escoger entre enfrentar los ayes o las bienaventuranzas.

Proverbios 4:26 Endereza las sendas por donde andas; allana todos tus caminos. 27 No te desvíes ni a diestra ni a siniestra; apártate de la maldad.

Somos bienaventurados cuando buscamos lo celestial y dejamos lo terrenal

Esto es más allá de las circunstancias que nos rodean o de lo que sintamos en nuestro interior, es puramente el concepto que Dios tiene de cada creyente basado en sus actitudes, la naturaleza que le domina y aspiraciones que tiene para agradar a Dios, aunque eso esté contrario al mundo que le rodea.

Mateo 6:33 Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas. 

Agradamos a Dios cuando:

Dependemos totalmente de Él y le buscamos.

Cuando reconocemos nuestra pobreza interna, entendiendo que solo en Él hay salvación y no en las cosas o circunstancias que nos rodean

Jeremías 29:13 Me buscarán y me encontrarán cuando me busquen de todo corazón.

Cuando buscamos su justicia y santidad para ser saciados.

Salmo 63:1 Oh Dios, tú eres mi Dios; yo te busco intensamente. Mi alma tiene sed de ti; todo mi ser te anhela, cual tierra seca, extenuada y sedienta.

Mira la prédica con Javier Gálvez

P.D.

En las células estamos estudiando La Bienaventuranzas desde la perspectiva de Mateo. Únete a una célula y sé parte de una comunidad de amigos cristianos. Déjanos tus datos en www.buscocelula.org.